Juego de bolos (2): El juego de bolos “a cachete” en Santurtzi

IMAGEN 7El juego de bolos tuvo un gran auge en Bizkaia en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, donde prácticamente existía una bolera

en cada barrio, en la que se jugaba apostando la jarra de chacolí o sidra que se estaba consumiendo.

Desde mediados del siglo XX, con el gran desarrollo de las ciudades en detrimento de las zonas rurales, y la masiva implantación del fútbol, que eclipsó a la mayoría de los deportes y juegos populares, sobre todo en zonas semirurales, se produjo un importante cambio en este deporte.

Se empezaron a construir boleras de modalidades hasta entonces desconocidas dándole un nuevo matiz al mundo bolístico vizcaíno. Posteriormente vendría la creación y organización de la Federación Provincial y los clubes bolísticos con sus respectivas competiciones de bolos.

Serían los años dorados para el pasabolo con sus famosos desafíos y apuestas entre Bizkaia y Cantabria; la organización y promoción del juego de remonte con muna entre los bolaris del Duranguesado y el nacimiento de clubes como el club Nervión de Basauri de bolo burgalés.

En la actualidad, las modalidades autóctonas que se practicaban en Bizkaia casi han desaparecido. Las boleras que quedan están en zonas eminentemente rurales, casi escondidas y al amparo de alguna ermita y fiesta anual.

Tienen mayor vigencia las localizadas en zonas urbanas donde han evolucionado hasta convertirse en actividades deportivas reglamentadas y con competiciones periódicas.

Una de las quince modalidades de juego censadas en Bizkaia (las cuales corren suertes muy diferentes según su grado de implantación, actividad y organización interna) es el juego de bolos a cachete.

Esta modalidad del juego de bolos se practica únicamente en Las Encartaciones, y más concretamente en el Valle de Somorrostro (Margen Izquierda y Zona Minera). Actualmente se conservan siete boleras o carrejos, donde entre mayo y octubre se juega con regularidad. Estos son:

  • La Arena y La Cuesta en Zierbena
  • Sanfuentes en Abanto-Zierbena
  • Durañona y Ugarte en Trapagaran
  • Urioste en Ortuella
  • El Regato en Baracaldo

Además, existen dos donde no se juega en la actualidad pero que podrían estar en condiciones con muy poco esfuerzo. Gorostiza y Basatxu, en Barakaldo.

Por lo que respecta a Santurtzi, el protagonismo recae en el barrio de Kabiezes donde un grupo de aficionados al cachete ha logrado implicar al Ayuntamiento para que a lo largo de esta legislatura se pueda recuperar la tradición bolari de nuestra localidad que llegó a contar con varios campos de juego en la zona alta del municipio (al menos son dos los carrejos que se recuerdan en Kabiezes) manteniéndose uno de ellos en activo hasta finales del siglo XX. Se pretende que el proyecto de creación del nuevo carrejo ubicado en la zona baja del actual parque urbano de el Mello permita al barrio volver a ser el referente que un día fue en este juego autóctono de nuestra comarca.

Antiguamente existió en todo el Valle de Somorrostro una gran afición a este juego y se sabe que en la zona había decenas de boleras o carrejos. En el trabajo excepcional que llevaron a cabo hace unos años Enrique Ibabe y Juana Lujanbio sobre el juego de cachete, citan sesenta y dos boleras que han desaparecido, aunque las últimas investigaciones aumentan la cifra a más de ochenta. Recientemente se ha llevado a cabo un inventario histórico y no se ha encontrado ningún carrejo fuera de dicho valle. El carrejo más occidental se encontraba en Pobeña (Muskiz), que desapareció poco después de la Guerra Civil, y el más oriental se encuentra en Basatxu, Barakaldo (aunque está en desuso). Muchas veces aprovechaban como cancha las eras que se utilizaban para trillar el trigo.

Sobre el origen de la modalidad de cachete hay varias teorías que se contradicen, no estando claro pues su origen. Los naturales de esta zona mantienen que, según han oído siempre a sus mayores, antaño ya se jugaba a cachete. Lo cierto es que, los primeros datos fiables de dicha modalidad datan en torno a 1865. La modalidad en sí es impresionante, ya que no mantiene ninguna semejanza con otras modalidades de bolos de la zona, representando un estilo de características singulares dentro de la bolística vasca. En cambio, sí que se asemeja  a otros juegos de bolos practicados en Asturias, León o Galicia. Y es que según la manera de lanzar la bola -denominada a cachete- (lanzándola de forma lateral como dando un cachete) vienen a la memoria los bolos de Navia y bolos de Cangas del Narcea de Asturias, o el pasabolo de losa de Cantabria. La cancha de juego semicircular, incluidas sus líneas, son muy similares al bolo maragato.

Una de las características principales es la forma de los bolos (seis o cuatro), ya que son semejantes a una bola (al contrario que el resto de juego de bolos que son alargados), pero planos en los polos para que permanezcan estables en el taco. Otra de las características diferenciadoras reside en la cancha de juego o carrejo: es una campa semicircular, en la que se dibujan dos líneas concéntricas. Puede ser de hierba o de tierra, y debe ser un terreno apropiado que disponga de ciertas dimensiones de amplitud para el normal desarrollo del juego y un poco más, para poder ver bien a las claras las jugadas. Procedamos a describir los elementos de la bolera uno a uno. Existe un bloque de piedra o de cemento inclinado, desde donde el jugador lanza la bola, y al que se denomina tire. A casi seis metros se encuentran el pozo (que servirá para limpiar el barro que suelen traer los bolos después de rodar por el carrejo y para hincharlos algo antes de las jugadas dándoles así mayor consistencia y adherencia) y el taco. El ayudante del jugador –armador– (generalmente otro jugador veterano o experimentado cuya figura es fundamental en el lance del juego pues la colocación de los bolas es primordial en función del momento de juego que atraviesa su bolari) o el mismo jugador meterán los bolos en el agua, e incluso mojarán el taco; después colocarán los bolos encima del taco. El taco suele estar, la mayoría de las veces, formado por un pedazo de tronco de roble de forma rectangular o trapezoidal de 65 cm. aproximadamente (como media) de ancho por 80 cm. de largo. El plano superior del taco se encuentra un poco inclinado hacia el lado del jugador, para que éste vea mejor los bolos y para facilitarle el lanzamiento. Se colocan los bolos encima del taco de la manera en la que más le convenga al jugador –en hilera o en cuña-. Se suelen colocar seis bolos, en la forma de una V invertida. Otras veces, en cambio, solamente colocan cuatro bolos y, de esa manera, suele haber más probabilidades de superar la primera línea. Las bolas que se emplean en este juego no tienen agujeros -son de palma– y han de pesar entre tres kilos y medio y cuatro kilos. Se trata de bolas macizas, completamente lisas y de unos 18 cm. de diámetro. Actualmente se realizan en una madera de origen americano de una gran densidad que se utiliza en la construcción naval, en madera de guayacán que llegó a la Margen Izquierda a finales del siglo XIX para la industria naviera, pues es más dura que la de encina en la que eran elaboradas las antiguas bolas. Fue Cecilio Quintana del desaparecido carrejo de El Juncal (Trapagaran) quién hacia 1920 incorporó a este juego la bola de guayacán. Son bolas que al ser torneadas, en vez de hechas con hazuela como las de encina, pierden los abombamientos de la talla manual presentando el aspecto esférico actual. Los bolos de madera de encina pesan alrededor de un kilo, suelen tener una base de 5 cm. y una altura de 9 cm. En tiempos antiguos, los bolos no eran esféricos sino que tenían forma cilíndrica o cúbica.

Bolos a cachete (el carrejo y sus elementos) Fuente de la il.: Juan José Zorilla López “Bola jokoa = El juego de bolos”

Bolos a cachete (el carrejo y sus elementos)
Fuente de la il.: Juan José Zorilla López “Bola jokoa = El juego de bolos”

El juego consiste, básicamente, en golpear fuertemente los bolos con la bola y enviarlos lo más lejos posible. Las reglas y las jugadas más habituales son las siguientes: el jugador ha de lanzar la bola pisando con un pie el tire. Para que en una jugada se puedan contabilizar los puntos de los bolos, la bola ha de superar la primera línea, si no lo hace será chorra o blanca. Cuando la bola ha superado la primera línea (se encuentra a diez metros del taco) se contabilizarán los bolos; por cada bolo que ha superado la primera línea se contará un punto y, por cada bolo que haya superado la segunda línea (está a 18,5 metros del taco) dos puntos. Los partidos se juegan a doscientos o trescientos puntos. Los jueces ayudados por los cantadores que vocearán las jugadas van tomando nota de los resultados.

Se suelen hacer juegos individuales y por parejas. En las fiestas de los pueblos, no puede faltar el concurso de bolos como atractivo importante y por temporadas se organizan campeonatos. En los concursos, aparte del concurso en sí, a todo jugador se le da la oportunidad de llevarse la “bola de honor”, consistente en un lanzamiento único, con el que se ha de conseguir el número más alto de bolos. En los campeonatos, ya que se harían muy largos, cada jugador lanza tres bolas, con una de prueba. En los desafíos, es digno de anotar, que los jugadores suelen buscar los carrejos de mayor dureza, dependiendo lógicamente de lo accidentado del terreno, siendo el de Urioste, según opiniones, el que ha sido normalmente escenario de grandes desafíos, dada precisamente esa condición adversa.

Tal y como aseguran los expertos, en su práctica hace falta fuerza, puntería y mucho aplomo.

Fuerza porque entre otras cosas, la bola que se lanza contra los bolos está hecha generalmente de madera de muy alta densidad, como el guayacán, cogiendo por tanto un elevado peso.

Puntería porque el bolari acomete la lanzada de la bola con uno de los pies sobre el poste de tiro o tire que está situado a seis metros del taco sobre el que reposan las bolas.

Aplomo ya que como señalan los bolaris en activo hay que tener el nervio templado sobre todo porque cuando las tiradas van avanzando y las clasificaciones se van apretando la responsabilidad por sacar unos bolos concretos puede jugarte una mala pasada.

Por lo que respecta a la situación actual del juego de bolos a cachete, tal y como hemos apuntado anteriormente han sido causas diversas las que han motivado que la afición al mismo se haya ido perdiendo, hasta encontrarse en un momento muy bajo respecto al número de carrejos y de jugadores, llegando a estar en peligro de desaparición. Sin embargo, gracias al empuje de antiguos bolaris, que a pesar de la edad siguen peleando para preservarlo y la incorporación de jóvenes jugadores hacen que se atisbe un rayo de esperanza empezándose a recuperar algunos carrejos y la afición a esta modalidad de bolos propia de Las Encartaciones. Y es que en la actualidad, hay más de medio millar de personas que llevan años realizando el milagro de mantener viva esta tradición, con mucha motivación y sacrificio, ya que para ellos representa un legado recibido de sus mayores que no están dispuestos a perder. La antigüedad y singularidad de este juego lo convierten en una expresión cultural merecedora de ser conservada para futuras generaciones al formar parte de la historia y el patrimonio cultural inmaterial de Bizkaia.

Bolos a cachete (las nuevas generaciones) Fuente de la il.: Periódico digital Deia

Bolos a cachete (las nuevas generaciones)
Fuente de la il.: Periódico digital Deia

En la lucha por su recuperación cabe reseñar igualmente la labor investigadora desarrollada por el Centro de Documentación y Divulgación Trueba. Los integrantes del mismo se dieron cuenta de que no había archivos de ningún tipo, si no informaciones muy dispersas, y fotografías y documentos en manos privadas. Todos los conocimientos se habían transmitido por vía oral y era necesario, para desarrollar y preservar esta actividad, realizar en primer término un trabajo de compilación que permitiera tener una base documental que explicara la procedencia, la evolución y el estado actual de los bolos a cachete. Se recuperaron de esta forma diversos artículos y fotografías antiguas con el fin de crear dicho gran archivo documental de los bolos a cachete, acompañado por una serie de entrevistas a los actuales bolaris (lanzadores de bolos) y otra serie de testimonios. Con todo este material se pretende así mismo editar un libro que recoja todo el trabajo de recuperación e investigación sobre este juego-deporte autóctono del Valle de Somorrostro. El fin último es diseñar una campaña de promoción y sensibilización, potenciándolo y ayudando a las Asociaciones que lo mantienen vivo, y rendir en último término un homenaje a todos los bolaris que han sabido conservar esta rareza etnográfica.

Pero, ¿cómo mantener viva esta secular tradición?

Nos decía Juan José Zorrilla López: “El futuro de una modalidad pasa por convertirse en un deporte federado, dinámico, con multitud de licencias y una competición ligera, de lo contrario irá apagándose hasta desaparecer”.

Pues bien, la modalidad de bolos a cachete ha pasado de ser un juego tradicional a un deporte rural que se haya dentro de la Federación Vizcaína de Bolos.

Recientemente, en abril de este mismo año, se ha aprobado en Urioste (Ortuella), el reglamento oficial definitivo de los bolos a cachete con la unanimidad de todos los carrejos del Valle de Somorrostro (Margen Izquierda y Zona Minera) impulsados por el Centro de Documentación y Divulgación Trueba. La creación de este reglamento supone un hito importante para su conservación. Desde mediados del siglo XIX (momento desde el que se tienen los primeros datos fiables de su existencia) esta modalidad ha contado con unas reglas de juego sencillas y precisas, que han pervivido hasta nuestros días casi sin variación, y que han pasado de padres a hijos sin necesidad de ser recogidas por escrito. Desde aproximadamente 1978 estas normas se han ido anotando en los libros de actas de los carrejos y es ahora cuando se han unificado totalmente recogiéndose en un folleto para facilitar la información a todos aquellos que deseen iniciarse y participar en esta actividad deportiva. Este folleto contará con una parte de información histórica, explicaciones sobre características y modalidad del juego y un diccionario con los vocablos más usuales.

Con la llegada de la primavera, los carrejos del Valle de Somorrostro reverdecen para crear una tupida alfombra por la que rodarán desde junio hasta septiembre las bolas de una nueva temporada del bolo a cachete. No hace falta más que echar un vistazo al amplio calendario oficial bolari de esta temporada para apreciar muestras de su resurgimiento y recuperación. La de este año será una temporada larga con citas importantes y algunas novedades. El carrejo de bolos a cachete de Urioste acogió en julio el XXXIV Campeonato de Euskadi, una cita ineludible para los aficionados de este deporte. Antes tuvieron lugar el Concurso en recuerdo a Bañales el veterano bolari fallecido, el IV Campeonato de Bizkaia y los Partidos por parejas (este año el carrejo zierbanato de La Arena reeditará el desafío por parejas celebrado en 1986, recuperando después de casi 20 años los desafíos por parejas. Esta reedición tendrá como protagonistas a los campeones de la última edición celebrada en 1997). Con posterioridad al Campeonato de Euskadi la familia bolari, tenía este año anotada en rojo la fecha del 27 de julio, ya que ese día, tuvo lugar en el carrejo zierbanato de La Arena otra cita importante para la recuperación de este bolo endémico del citado valle. Se trata de la XVII edición del Campeonato Interpueblos que comenzó a celebrarse en 1981 y desapareció a finales de los años 90 del pasado siglo, en concreto en 1998. Era un campeonato que arrastraba mucha gente a los carrejos y que este año se ha recuperado como novedad. Participaron 9 Sociedades, con la vestimenta reglamentaria. Tres de Barakaldo (El Regato, Gorostiza y Basatxu), dos de Trapagaran (Durañona y Ugarte), una de Ortuella (Urioste), una de Santurtzi (Kabiezes), una de Abanto-Zierbena (Sanfuentes) y la anfitriona. Por desgracia, este año faltarán a la cita Muskiz y La Cuesta (Zierbena). Este día igualmente se rindió un caluroso homenaje a los históricos Fede Besga (El Juncal-Ugarte) e Ino Zamarripa (Urioste). Los aficionados a este deporte no creen que podrán volver a verse partidos tan emocionantes como los desafíos que protagonizaron estos dos bolaris, dos grandes de la historia del cachete, dominadores de la especialidad durante veinte años y cuyos desafíos que comenzaron en torno a 1962 movilizaban gente de toda la comarca. El calendario se completa con otras citas igualmente importantes como el XXXIV Campeonato de Euskadi de Veteranos, el Desafío al Campeón (instaurado en 2012), el Gran Premio Memorial “El Nene”, las Competiciones Infantiles y Femeninas, y cerrando el mismo en septiembre el Katxete Eguna (de reciente creación).

Bolos a cachete (el lanzamiento de la bola) Fuente de la il.: Periódico digital Deia

Bolos a cachete (el lanzamiento de la bola)
Fuente de la il.: Periódico digital Deia

Si los concursos por las fiestas patronales han mantenido la tradición, son los desafíos los que marcaron su punto álgido. No es de extrañar por ello que la recuperación de los desafíos sea una vía que los actuales carrejos quieran explorar para reverdecer la afición a este juego de bolos. Pero también son otras las iniciativas que se han desarrollado con el mismo objetivo como la puesta en marcha de una página web que difunda esta actividad, charlas sobre su historia y situación actual como forma de darlo a conocer, la reciente creación del primer equipo femenino federado en la historia de este deporte encartado abriendo de este modo nuevas vías para otros grupos de mujeres y ofreciéndoles unas posibilidades que nunca habían tenido hasta ahora, o la organización del primer curso de bolos a cachete a cargo del Centro de Documentación y Divulgación Trueba que combinará teoría y práctica, y en el que se enseñarán el conocimiento general de esta modalidad, el trabajo en equipo, la disciplina deportiva, el respeto hacia el carrejo, y la necesidad de tener una ropa adecuada y de estar en forma para practicar este deporte.

Cabe así mismo, reseñar el papel jugado por las Asociaciones en el mantenimiento de esta modalidad de juego de bolos que se juega exclusivamente en el Valle de Somorrostro, haciéndose responsables de los carrejos, organizando los concursos y sirviendo en definitiva de pilar para su sostenimiento. Algunas de ellas históricas han ido desapareciendo pero otras nuevas han surgido y han sabido tomar su relevo. Por citar algunas: “Sociedad de Bolos a cachete El Ciervo” (desaparecida hace unos años), Asociación Cultural Punta Lucero (creada en 2011), Asociación de Bolos de Larena (de reciente constitución), y por lo que se refiere a nuestro municipio la Asociación de Bolos a Katxete Kabiezes (constituida en Santurtzi en 1988).

La repercusión que está teniendo últimamente en los medios de comunicación, con noticias en los periódicos alusivas al devenir del mismo, nos habla a las claras de que las cosas se están haciendo bien y que la recuperación del juego de bolos a cachete es un hecho.

Nota: para la elaboración de esta noticia se han utilizado los trabajos de Juan José Zorilla López “Bola jokoa = El juego de bolos”, y de Enrique Ibabe y Juana Lujanbio “Bolu jolasa katxete erara”, así como diversas informaciones aparecidos en la prensa (principalmente el Deia) e Internet (Auñamendi Entziklopedia – Euskomedia, Harresi Kulturala Elkartea, El Regato-Errakatxo y los Boletines nº 1 y 2 de “Katxete” publicados por el Centro de Documentación y Divulgación Trueba, entre otras).

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