IV EDICIÓN DEL CLUB DE LECTURA

Tercera sesión: Estrómboli de Jon Bilbao

cubiertaOtra vez se reunió el Club de Lectura, en esta ocasión un lunes, para analizar «Estrómboli«, de Jon Bilbao, que como confesaba el moderador, Iván Repila, es uno de sus mejores amigos, con lo cual comprende que no puede ser totalmente objetivo.

Pero cree que sí lo es en cuanto a la calidad de la obra, y augura que aparecerá en las listas de los mejores libros del año, «los imprescindibles», y ese tipo de recomendaciones que suelen hacer los diarios y la prensa cultural.

Nos decía también que la crítica, con una sola excepción, había valorado muy positivamente este libro de relatos, que se une a una producción ya nutrida, pues Bilbao es autor de tres novelas (una de las cuales, «Padres, hijos y primates» se leyó en la primera edición del club) y otros tantos libros de relatos.

Retrato de Jon Bilbao y cubierta de su libro “Estrómboli Fuentes: Blog de Pablo Gallo e Impedimenta.es

Retrato de Jon Bilbao y cubierta de su libro “Estrómboli
Fuentes: Blog de Pablo Gallo e Impedimenta.es

Nos hizo una breve reseña biográfica del autor, nacido en Asturias, ingeniero de minas de formación y con una primera andanza profesional en el mundo de la industria, que posteriormente hizo la carrera de Filología inglesa, dedicándose actualmente a la traducción además de a su quehacer como escritor.

Pasamos a analizar el libro, del cual nos decía que participa de la tradición del relato anglosajón, coherente con la formación de Jon, que quizá nos sorprenda a los lectores «criados» en el cuento hispanoamericano, que con frecuencia redondea más las historias (aquello de que si aparece una soga, alguien se tiene que colgar). Aquí encontramos finales abiertos, el autor se preocupa más de pintarnos a los personajes que de cerrar las tramas, poniendo al lector en la tesitura de «rellenar» los esquemas que le ofrece. Recordamos a Carver y a la Nobel Munro, también leída en el club. Eso a algunos lectores les ha gustado más que a otros.

Destaca también unos puntos en común entre varios de los relatos: nos encontramos con personajes que, por las circunstancias que sean, se encuentran fuera de su «zona de confort», empujados a comportarse de maneras atípicas… Y, como explicita  el último relato, el que da nombre al libro, en el párrafo final, la presión que les rodea es como el magma de un volcán, que pugna en su interior por explotar, y se va aliviando con emisiones más o menos controladas.

27th May 1883: Clouds pouring from the volcano on Krakatoa (aka Krakatau or Rakata) in south western Indonesia during the early stages of the eruption which eventually destroyed most of the island. Royal Society Report on Krakatoa Eruption - pub. 1888 Lithograph - Parker & Coward (Photo by Hulton Archive/Getty Images)

“En ningún momento imaginarían la existencia, a tres kilómetros de profundidad, de la cámara magmática del volcán, un espacio donde la Catedral de Notre Dame ofrecería el mismo aspecto que una burda construcción de bloques de madera en la habitación de un niño. Desde allí el magma ascendía por la chimenea volcánica hasta el cráter, donde los excursionistas aguardaban las proyecciones de lava y piroclastos con el corazón palpitante por el esfuerzo y la emoción. Al subir por la chimenea, la parte superior del magma se enfriaba y se solidificaba, formando un tapón. El magma de más abajo liberaba el vapor de agua y los productos gaseosos albergados en su interior. Los gases y el vapor generaban una burbuja que crecía hasta reventar el tapón. Esto sucedía cada veinte minutos, un infinitésimo temporal en términos geológicos, y aun así el volcán era siempre preciso. Aliviaba su presión, indiferente a las fotografías de los excursionistas y las exclamaciones de asombro y toda aquella cháchara.”

Otro de los temas que trata, y esto resulta bastante original (ya que se ha hablado y escrito mucho sobre la visión femenina últimamente, no tanto al contrario) es una reflexión sobre la masculinidad, sobre el papel del hombre en estos tiempos modernos: qué se espera hoy de un hombre, hasta qué punto debe responder a un estereotipo o redefinirse, en especial en situaciones que antes le eran ajenas, como la de «consorte» o amo de casa, que se pintan en dos relatos similares, «Crónica distanciada de mi último verano» y «Avicularia avicularia«.

Y aquí, el habitual aviso para navegantes: como hablaremos de los distintos relatos, quizá en algún momento desvelemos algún detalle de la trama (vamos, lo de los spoilers que se dice ahora)… Como por otra parte hace en algún momento el texto de la contraportada del libro; por eso nos decía Iván que hace años tiene la costumbre de no leer nunca las contraportadas, al menos antes de abordar la lectura.

En estos dos relatos, muy duros, nos encontramos con personajes masculinos que se ven enfrentados al estereotipo, al qué se espera de un hombre que, como en el primero de los relatos se encuentra con la violencia y el machismo en estado puro, encarnados en su antagonista, el motero. Y en el segundo (el de la araña, que confesaba una lectora que le había llevado hasta a vomitar, lo cual declaraba Iván que iba a encantar a Jon Bilbao cuando se lo contase, pues él mismo había explorado aquí sus propios miedos y fobias, se habla de los sacrificios que nos vemos obligados a hacer por los seres queridos, y de si merecen la pena… Para concluir en este caso que no. En ambos los finales son tremendos, el primero con la violencia que estalla de un modo y en una dirección imprevistos y el segundo con la total pérdida de dignidad que se plasma en una carcajada.

Sobre el relato «Una boda de invierno» hubo sus discrepancias, a quien no le gustó, y a otros (entre ellos Iván, que decía que era quizá su favorito) les había encantado, con su estructura coral, los escenarios inverosímiles pero reales (como todos los parajes exóticos que aparecen en el libro, y que el autor conoce muy bien) y ese final surrealista, esos pollos con jersey dignos de Almodóvar y que posiblemente nos acompañen para siempre.

Otros dos relatos narran una anécdota parecida, la pérdida de un hijo, con finales diferentes. Decía Iván que probablemente trasluce la reciente paternidad del autor, y que en todos los talleres en que ha propuesto esta obra ha preguntado a los intervinientes si perdonarían al causante, aunque sea involuntario, la pérdida de un hijo… Y en general, siempre le habían respondido que no.

bateandoEl cuento de los bateadores («El peso de tu hijo en oro.» que para algunos remite a Irving, resuelve en positivo ese conflicto, y al parecer la amistad queda por encima. Mientras que en el de los pescadores («El castigo más deseado«) parece que la solución es la contraria, que gana el mal.

En el llamado «Siempre hay algo peor«, muy cinematográfico, se esconde una especie de «huevo de pascua», que se dice ahora en cine: la pareja que se forma al final es recurrente en los distintos libros de Jon Bilbao, en cada uno aparece una anécdota o pequeña historia de estos personajes.

También hablamos de otra característica de este autor, que es la enorme riqueza de vocabulario (alguien dijo que a veces le parecía excesivo), que se ilustra muy bien en el cuento centrado en el mundo de las centrales nucleares, que a algunos resultó un tanto ajeno, aunque otros comentaban que les había parecido bien resuelto, dentro de la declaración de intenciones que contiene ya el título «Como en un idioma desconocido«. Y es que Bilbao suele dar «pistas» al lector ya desde los títulos.

Nos despedimos pues hasta la siguiente sesión, el día 22, en que Iván nos propone leer un ensayo, que promete ameno: «La España vacía«, de Sergio del Molino.

De izquierda a derecha: Iván Repila, Sergio del Molino y Jon Bilbao Fuente: El blog de Sergio del Molino

De izquierda a derecha: Iván Repila, Sergio del Molino y Jon Bilbao
Fuente: El blog de Sergio del Molino

Ana G.

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